Sergio Cilla comparte con nosotros su primera narrativa guionada. En pocas palabras, una historia leída como si la vieras en una pantalla.
Hoy, el quinto episodio de la primera temporada de LaJuá, la historia de una chica Latina con súper poderes.
(Si no leíste el principio, empieza aquí: Narrativa Guionada – LaJuá: El Descubrimiento)
Arte: Graciela Iturbide

Narrativa Guionada
LaJuá – Temporada 1

Episodio 5: Tonali

La escena nos muestra un auto que se detiene frente a una casa en un barrio con calles muy amplias. LaJuá se baja del vehículo muy sonriente.

-Hasta mañana, Tonalli -le grita el conductor-. ¡Disfruta las enchiladas! -y con una sonrisa muy seductora, arranca el auto a toda velocidad.

LaJuá lo saluda afectuosamente, y cuando nota que el automóvil desaparece de su vista, se cruza a la acera de enfrente rápidamente, da vuelta a la esquina, y se sube a su propio carro.

Pasaron dos años desde el incidente en la calle, cuando Nayeli la rescató de la estación de policía con un abogado. Por suerte, el hombre al que LaJuá había golpeado estaba bien, y no había presentado cargos.

LaJuá se había mudado con su madre a otro estado, ya que Nayeli creía que la mejor forma de convertirse en la guardiana de los poderes de su hija era estando cerca de ella. Sabía que su hija tenía un corazón enorme, pero que también era muy impulsiva. Y como sus súper poderes residían en la fuerza física, LaJuá debía aprender a convivir con ellos en el anonimato.

Ahora tenía un trabajo nuevo, desde donde sabía que podía llegar a ser de mucha ayuda para la sociedad. También, ahora se hacía llamar Tonalli, que en Náhuatl se refiere al símbolo del día, de la luz, y del calor del sol.

Flashback a una escena en una playa pequeña y totalmente desierta. LaJuá y Nayeli están vestidas con túnicas grises, llevan turbantes blancos en la cabeza, y están descalzas. Están sentadas y apoyadas junto a una palmera. Se ve el sol que amanece de a poco sobre el océano.

-A partir de hoy te llamarás Tonalli. Ese nombre representa al calor del sol, al verano, es el signo en el que uno nació, y por extensión, su destino y su patrimonio.

Nayeli le hablaba en un estado de concentración total, y LaJuá no podía salir de su asombro. Cuando articulaba las palabras, cerraba los ojos, y su rostro se transformaba. Pasaba de ser Nayeli a Doña Nacha, de Doña Nacha a Cipactli, y así a otras mujeres, todas parecidas, como si fuera todas esas mujeres en una sola.

¡Había tanto que LaJuá todavía no podía comprender! Y entre esas cosas, aún no sabía cómo Doña Nacha había sido su abuela. Pero aceptaba y callaba, porque estaba convencida de que todas las respuestas le llegarían en su debido momento.

Se regresa a la escena actual. LaJuá entra a su casa tarareando un tema de música pop latina.

- ¿Y eso? -le pregunta Nayeli, con un tono y un gesto de complicidad, mostrando que la pregunta va dirigida hacia otro lado.
- ¿Eso qué? -responde LaJuá, esquivando la pregunta.

-Parece que cambiamos la bachata por otro tipo de música. ¿Ahora la cosa es pop?

-Es lo que escucha César en el auto. Se me queda pegada -responde LaJuá, como molesta. Se siente instigada y cuestionada.

LaJuá se sienta a la mesa. Nayeli le sirve té frío en un vaso, y se queda contemplándola.

-En nuestra historia, hay mujeres que fueron quemadas en la hoguera, otras que murieron en batalla -comenzó a decir la madre con una voz muy calma-. Puede gustarte un muchacho o una muchacha, Mija, pero nunca puedes olvidarte de que tienes una misión.

LaJuá se puso de pie furiosa, y se metió en su habitación dando un portazo. Le molestaba sentirse provocada y hostigada.

Cambio de escena. César y LaJuá están dentro de un auto escuchando un tema de música pop. Están bebiendo refrescos y comiendo papas fritas. Se ríen porque a LaJuá se le rompió la bolsa y se le cayeron todas las papas en el piso del auto.

- ¿Tú no decías que eras muy limpia? Bueno, tendrás que acompañarme a limpiar el auto ahora -le dijo César muy sonriente.

De pronto, César se pone serio, le da unos golpecitos suaves en la espalda, y cuando LaJuá gira la cabeza, él señala hacia afuera y le hace un gesto de que se queden en silencio. Pero LaJuá se sigue riendo, y el hombre que estaba en la calle sale corriendo cuando los ve.

LaJuá se da cuenta de su error, y se baja rápidamente del auto para correr detrás el hombre. César le grita: “ven acá, es imposible alcanzarlo”. LaJuá sale del auto, se pone de espaldas a César, hace tres respiraciones profundas, y desaparece de la escena.

Cambio de escena. César está parado fuera del auto mirando hacia todos lados, como buscándolos. Se ve a LaJuá que viene del lado opuesto empujando al hombre esposado. LaJuá le hace un chiflido, César se da vuelta y se enfrenta al espectáculo. LaJuá se acerca sonriente y victoriosa.

- ¿Cómo hiciste para agarrarlo? ¿Estás loca? Estaba muy preocupado -le grita César, con una mezcla de enojo, pero de que está tranquilo que ella está bien-. No vuelvas a hacer esto nunca más.

César empuja al hombre en la parte trasera del auto, y este le susurra: “¡Esa mujer es de otro planeta!”.

Música de fin del episodio. Títulos.

Continúa en el episodio 6, Narrativa Guionada - LaJuá: El César

Sergio Cilla