Sergio Cilla comparte con nosotros Microrrelatos, una serie de cuentos cortos que podrás leer en dos minutos y que seguramente te dejarán reflexionando. En esta entrega: La Pasarela, una prolongación de nuestra historia.

La Pasarela

Desiré volvió a caminar la pasarela de punta a punta. Siempre ocurría lo mismo. Era la única modelo que tenía que repetir su desfile porque recibía tal ovación que no podía simplemente seguir como si fuera una más.

Y no era una más. La ovacionaban porque era especial, y quizás auténtica, a pesar de que muchos dirían lo contrario.

Sonrió nuevamente a los miles de flashes que rebotaban contra su carismática expresión. Desiré siempre decía que la pasarela era una prolongación del escenario de su vida, y que cuando la recorría, paso a paso, perpetuaba su historia, y eso la hacía especial, eso la convertía en única.

Se acordó del día que se escapó de su casa, cuando pasó la noche durmiendo bajo un puente, las monjas que la habían rescatado, y cómo se había sentido querida por unos instantes. Luego se habían enterado de que estaba embarazada y que quería abortar al hijo de su padrastro, y volvieron a arrojarla a la calle. Recordó cuánto le había costado entrar al mundo de la moda, porque era Latina, porque tenía la piel morena, porque no le gustaban los hombres, porque su cuerpo no mostraba la delgadez de la que decide dejar de comer, sino la flacura de quien no tuvo lo suficiente, porque todo en su vida parecía políticamente incorrecto. Evocó el dolor de recordar que para su madre era preferible perderla que aceptar que su pareja la había violado decenas de veces.

Con una figura elegante, exquisita y refinada, a pesar de no tener una gran altura, Desiré observó a su alrededor y sonrió una vez más. Era su marca, su sonrisa que mostraba el triunfo de aquel que había logrado llegar donde muchos no podían.

Sin embargo, escalar la montaña no es lo más complicado. Lo difícil es mantenerse en la cima, y para eso recordaba su historia.

Sergio Cilla