Las luciérnagas tienen la capacidad de brillar en la oscuridad. Sus células especializadas pueden formar la luz que sus cristales de ácido reflejan a distancia. Algo semejante podemos decir de la palabra, bioluminiscencia metafórica, que encandila y atrae a la pareja humana, bastando a veces un susurro que apenas roce la piel.

PEQUEÑA LUCIÉRNAGA

¿Qué quieres que diga pequeña luciérnaga?
¿Acaso que cuente una historia de gnomos?
¿Qué haga un poema colorido o te susurre las letras de una
CANCIÓN DE AMOR?
Hija de los teclados de lluvia te diré a tiempo que soy
apenas un anónimo sujeto
Alguien que va por la berma de una autopista
corriendo solo al encuentro de un
DIA PIADOSO

Vaya que no sé ni por qué digo estas cosas
¿Acaso alguien sabe en qué piensan las tardes?
Te espero para hablar en la explanada del malecón
Por si hace frío trae tu sacón de PIEL SEDOSA
En tiempo fresco te acomodaría un vestido holgado
sin mangas semitransparente
Hoy tendrás que arroparte y sentarte
muy junto a mí en un banco DE CARA AL VIENTO

Brillarás sí con esa luz tan tuya que ya quisieran
las banderas del mundo con esas palabras que tanta falta
hacían en las cartas del pasado ocultas en el
DIARIO DE CONFIDENCIAS
Esta vez quiero ser quien oiga el rumor de tus alas
quien vea marchar tus palabras una tras otra
redondas ordenadas abrazadas y cuando calles
sabré sin falta lo que guarda
TU SILENCIO.

Rodolfo Sánchez Garrafa

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