Frente al mar experimentamos la vida, su movimiento es eso: vida y aire de eternidad. El mar es admirable y poderoso. Al verlo nos sentimos compelidos sea a la meditación o al diálogo. Nos entregamos a su abrazo y si está a distancia buscamos conmoverlo. Poderoso es, como otros mares, el Mar del Sur.

MAR DE BALBOA

Mi caravana es de enormes
orugas que hilan la seda de sus esperanzas.
Ya no me siento tan triste y tan mustio
como hace sesenta y tantos años.

Mis años y la sal del mar han curtido los cueros
Mis años y el viento disipan los miedos
que aún espejean en algún rincón del alma.

Lejos estoy de casa dando vueltas al mundo
El retorno precisa blanquear soportes
y perder carnes
Es así cómo se cruza el lecho do duermen los sueños.

Ábreme el cuerpo mar de la intimidad
del azul de los azules entra por mis rendijas
por mis grietas infiltra tus humores
Yo me entrego a ti esta tarde
Yo debo cruzar la distancia

Oh Mar del Sur
Mar de Balboa ¡Ahí estás!
frente al desierto acariciando nubes que no veo
Desde aquí miro tus olas y tus encubiertas premuras
bajo el sol de la tarde.

¡Oh Mar del Sur! Mar de los hipocampos de totora
voz en línea paralela de jagüey en jagüey
de duna en duna y de recuerdo en recuerdo
hablando conmigo mismo.

De cuando en cuando unas cruces se abrazan
en el camino de arena
Solo tengo que mirar tus lunares verdes
tus añejos matorrales mientras de refilón se despide
oblicuo el sol a tus azules.

¡Oh Mar del Sur!
Yo digo que eres el mar de la noche
el mar que siempre joven repara los ánimos
y devuelve el coraje Mar del Sur
yo te nombro mi sombra… el otro yo de las
montañas.

Rodolfo Sánchez Garrafa

(De El hombre retirado, 2016)

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