Madam Lillian ~ Carlos Clarín Corneta

La historia que van a leer es 100% real, todo lo relatado aquí sucedió de verdad, sólo se afinaron algunos detalles para darle más caché al asunto.

Madam Lillian, Un historia verdadera

Corría el año de 1980, en ese entonces yo era muy joven y enamoradizo, tenía una hermosa novia y nos gustaba salir mucho de paseo, cuando salíamos, su mami le decía que se llevara a su hermanito menor de 10 años, así que yo también me llevaba a mi hermanita que tenía entonces 8 años, para que la pasaran más contentos. Una tarde fuimos a un hermoso muelle desde donde se podía apreciar el mar, había ahí, además, un pequeño parque de diversiones, con rueda de la fortuna y toda la cosa.

El lugar era maravilloso, creo recordar que se llamaba Coney Island o algo así, la música como de feria, se podía escuchar a lo lejos con un poco de eco, lo cual lo hacía algo fantasmagórico, después de remojarnos un poco los pies en la pintoresca playa repleta de gente, decidimos pasear un poco por la feria, caminábamos riéndonos de todo, cada uno llevábamos al respectivo hermanito de la mano, mientras nosotros entrelazábamos las nuestras, apenas llevábamos unos meses de relación, estábamos conociéndonos.

Nos detuvimos en un lugar para comprar unos hot-dogs, mientras los preparaban, miré hacia un lado y me llamó la atención una pequeña carpa blanca con unos letreros que decían "Consulte a Madam Lillian para una lectura de su pasado, presente y futuro", debo reconocer que me llaman un poco la atención las cosas esotéricas, será que tal vez, prefiero achacarle a las artes ocultas ciertas cosas que a veces me pasan. En la entrada de la pequeña carpa estaba un hombre con una gran panza, calvo y con los bigotes retorcidos estilo Salvador Dalí, le dije a mi novia que entráramos, ella no quiso, me dijo... "a mí no me gustaría saber mi futuro, si es que ella lo sabe, jaja", entonces le pedí que se comieran su hot-dog en una banca de madera que estaba ahí, mientras yo entraba.

Me dirigí a la carpa en donde estaba "Madam Lillian", el hombre de los bigotes retorcidos me interrumpió el paso, me dijo… "sí dígame, "¿en que lo puedo ayudar?", le dije que venía a ver a "Madam Lillian" para que me predijera mi futuro, yo pensé que instantáneamente me conduciría hacia el interior, pero en vez de eso, me preguntó..."¿y para que quiere saber su futuro?" me sorprendió su respuesta, casi me hace dar media vuelta y no entrar, me pregunté por qué me estaba cuestionando, yo era un cliente y parecía quererme convencer de que no entrara. "Pues quiero tener una idea de lo que pudiera pasar, pero además, sabemos que ¿esto es como de broma, no?, contesté, se me quedó viendo sin cambiar la expresión seria y me dijo..."aquí nada es de broma, todo es en serio, mucha gente preferiría no saber su futuro, pero si Ud. está seguro de querer saberlo, es muy su decisión", hizo una reverencia y se hizo a un lado.

El lugar parecía el típico que vemos en las películas, una mesa de centro, cosas colgando por todos lados y un mazo de cartas en la mesa, me senté y por unos minutos nada sucedió, pero entonces, "Madam Lillian", una mujer muy joven, casi una niña, apareció detrás de unas cortinas, se acercó y se sentó enfrente de mí, la sesión comenzó...

No quiero desviarme del tema mencionando todo lo que me dijo acerca de mi vida, lo más importante es que, al final le pregunté que si mi vida amorosa iba por buen camino, barajeó de nuevo las cartas, las acomodó, se quedó pensando y me dijo..."que raro, aquí no veo nada, nunca me había pasado", se levantó y se fue hacia atrás de la tienda, pensé que ya había terminado la sesión, cuando ya me paraba, volvió a salir con una lustrosa bola de cristal, tenía una base dorada en forma de carruaje como del siglo antepasado, se sentó, la frotó y después de un minuto me dijo..."veo aquí que alguien de apellido Clarín, se casa con alguien de apellido Capuleto, es todo lo que veo", se levantó, le hizo una seña al bigotón para que me condujera al exterior y eso fue todo.

Una gran sonrisa me iluminó el rostro, mi apellido es Clarín y el de mi novia es Capuleto, no tenía idea de cómo sabía nuestros apellidos, pero para lo que me importaba, lo que me acababa de decir, significaba que estaba yo ya con la mujer con la que pasaría el resto de mi vida, salí feliz y más seguro que nunca.

Pasaron más de 4 años, seguíamos juntos y la verdad, me parecía un poco ventajoso de mi parte que probablemente yo supiera cuál era nuestro futuro y que ella no, porque nunca se lo conté, pero, aun así, jamás le dije nada, la tranquilidad que me daba esa predicción era algo que apreciaba mucho.

Años más tarde las cosas se complicaban entre ella y yo, fui entonces a buscar de nuevo a "Madam Lillian” para preguntarle qué pasaría de nuevo, ella estaba ahí, volvió a sacar su bola de cristal y me repitió exactamente lo mismo..."veo aquí que alguien de apellido Clarín, se casa con alguien de apellido Capuleto, eso es todo", salí de ahí un poco confundido pero animado.

Al poco tiempo, nuestra relación terminó, y unos años más tarde me casé con otra mujer, más adelante, ella se casó también, me quedó muy claro que fui muy tonto en haber tomado la predicción tan seriamente, "Madam Lillian", finalmente era un fraude, aunque lo de los apellidos me seguía sorprendiendo, pero bueno, tal vez vio alguna identificación mía o que se yo.

25 años más tarde, en una fiesta de amigos, a la que asistí con mi hermana menor, volvimos a ver al hermano menor de aquella novia con la que supuestamente me iba a casar, ellos comenzaron a platicar como si no se hubieran dejado de ver tantos años, aunque se sentían un poco extraños al verse ahora de mayores, cruzaron unas palabras y a los pocos minutos, las sonrisas comenzaron a brotar, se les notaba la felicidad en sus rostros, las almas de dos niños se habían reencontrado, a partir de ahí, comenzaron a salir frecuentemente, al poco tiempo, se dieron cuenta que eran el uno para el otro y poco tiempo después se casaron.

Ese día de la boda, cuando regresé a casa, al poner mi cabeza en la almohada, ¡me llegó como de golpe lo que había sucedido!, "Madam Lillian" no se había equivocado en lo absoluto, ¡un Clarín se había casado con un Capuleto!, no lo podía creer!

Al día siguiente, salí apresurado a buscar a esa mujer que ciertamente podía ver el futuro, mi vida actual era un caos, me había divorciado hacía ya algunos años y no podía yo encontrar el amor de nuevo, sabía que ella me diría exactamente qué es lo que me deparaba el futuro, necesitaba saberlo, aunque me quedaba claro que esta vez, debía analizar lo que ella me dijera y buscar todas las interpretaciones posibles, llegué al muelle en donde años atrás se encontraba la feria, la rueda de la fortuna y todas las atracciones que entonces había, incluyendo la carpa de "Madam Lillian", todo estaba vacío, sólo se escuchaba el viento, el graznido de las gaviotas y se veían por todos lados mantas viejas azotándose por el aire, la carpa no estaba más ahí, ella se había ido. Me senté en una banca de madera que estaba ahí, no pude contener el llanto, ¿quién era esa mujer?, ¿cómo lo hacía?, quién era el hombre de los bigotes retorcidos que pretendió convencerme de que era mejor no saber mi futuro?, ¿cómo es que sabía que, en ese lugar, las predicciones se cumplían? y por último, no dejaba de pensar en qué hubiera pasado si en aquel entonces, mi novia hubiera entrado conmigo y se hubiera enterado de la predicción?, ¿nos hubiera eso mantenido juntos ó de cualquier manera nos hubiéramos separado?

Regresé ya sin el poder de saber qué pasará en el futuro, lo que más me sorprendía era que viví muchos años sabiendo lo que iba a suceder, pero como mi perspectiva estaba enfocada en otra cosa, no pude ver el verdadero significado de la predicción y por un lado que bueno, de haber sabido que era mi hermana la que se iba a casar y no yo, no sé qué hubiera hecho, tal vez hubiera hecho algo que lo cambiara todo, me quedó claro que así es el destino, es muy peligroso conocerlo con exactitud, mi vida ahora tenía que ser como la de los demás, incierta, impredecible y sin saber absolutamente nada de lo que puede pasar en el futuro y creo que es lo mejor.

Carlos Clarín Corneta

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