Breve Historia del Teatro por Mario Badone
Cuando comencé a andar mi camino por el mundo del teatro y la actuación, junto con el entusiasmo por el juego y la creación, nació la curiosidad por conocer algo más sobre ese espacio con tanta mística. El actor, profesional o amateur, o el estudiante de teatro, o cualquier otro artista que participe del quehacer teatral, no debe desconocer que ese lugar sagrado que es el escenario o, mejor dicho, ese espacio en blanco o en donde se desarrolla el oficio del actor e interactúan otras tantas profesiones vinculadas, donde estos crean y recrean, es un mundo enorme, lleno de historia y tradición. Tanto era mi deseo por conocer parte de esa historia, información que los docentes de actuación no suelen compartir con sus alumnos en los talleres, que me volví autodidacta y empecé a investigar. En épocas en las que la Internet aún no existía en esta parte del mundo que es la Argentina, recurrí a libros y bibliotecas. Hoy día, los interesados en conocer algo sobre la historia del teatro pueden hacerlo con un simple click en un enlace. Mi propuesta para ustedes hoy es contarle de forma sencilla y clara un tramo de esa historia. Seguramente, en una segunda y tercera publicación continuaré con este resumen.
Como bien se sabe el teatro es un género literario creado para su representación. Es el arte de poner en escena obras dramáticas. Las artes escénicas incluyen la escritura de teatro (dramaturgia), la interpretación, la producción, vestuarios, escenografía, música y sonido, y, por supuesto, iluminación. La palabra drama tiene origen en griego y significa "hacer", lo que implica acción. Drama es la historia y los diálogos que comparten un grupo de personajes.
Se origina en las danzas que ejecutaba el hombre primitivo en torno de fogatas. Estos rituales se extendieron por occidente y oriente, como China, Japón e India. Por ejemplo, en el antiguo Egipto, durante la coronación de los faraones se representaban escenas simbólicas. En Grecia, por otra parte, se creó el edificio público para la representación de las obras.
Por siglos, se empleó el teatro como elemento soporte de celebraciones religiosas, así como para compartir ideas políticas, hacer propaganda, ofrecer entretenimiento y crear arte. Por supuesto, también se llama teatro al edificio donde se llevan a cabo las obras dramáticas.
Toda representación debe reunir dos elementos esenciales: actores y público. La representación puede ser mímica, utilizar la danza, el lenguaje hablado o el canto. Por otra parte, los personajes no siempre son seres humanos, es posible interpretar alegorías, animales, etc. También pueden utilizarse títeres y marionetas, de todo tipo y formas. Las representaciones, como sabemos, se pueden enriquecer con vestuarios, maquillajes, escenografía, utilería, música, sonidos y luces. Estos elementos aportan en la creación de un en torno, un ambiente, en el que habitan los personajes, resaltando así climas y atmósferas.
Es en Atenas, Grecia, donde nace el teatro como lo conocemos, entre los siglos V y VI Antes de Cristo. Los atenienses celebraban los ritos en honor al dios del vino Dionisio. Estas ceremonias de tipo rituales fueron evolucionando hacia el teatro, una de las contribuciones culturales más importantes de los griegos. Todas las ciudades y colonias del imperio contaban con un teatro.
Fue en honor del dios Dionisio que se construyó el primer teatro, dividido en tres partes: la orquesta, el lugar para los espectadores (gradas en forma de semicírculo) y la escena. Posteriormente, los romanos copiaron la forma y estructura de los teatros griegos, y los enriquecieron con otros artilugios y trampas.
TEATRO CLÁSICO GRIEGO Y ROMANO
TEATRO GRIEGO
Los géneros teatrales del drama griego eran la tragedia, el drama satírico, la comedia y la pantomima. Las primeras eran las más civilizadas, en tanto que las últimas eran vistas como primitivas. Los actores vestían con trajes al uso de la época pero empleaban máscaras que permitían la visibilidad y la amplificación de la voz y facilitaban al público reconocer la característica o la emoción del personaje.
La tragedia es una representación dramática que conmueve, causa pena y dolor en el espectador, tiene un desenlace fatal y conduce a la purificación. Se destacan autores como Esquilo, Sófocles y Eurípides. Algunas de las características más salientes de la tragedia son: tono solemne, textos en versos, sobre la vida de antiguos héroes, mitos, etc., y poca acción y mucho verbo. Aristóteles estableció tres pautas básicas para la Tragedia, las tres unidades, como se las conoce: unidad de tiempo (la historia no debe exceder un día), unidad de acción (la historia debe centrarse en un solo y único argumento), y unidad de espacio (la historia debe desarrollarse en único lugar). En el tiempo que duró el periodo clásico de los griegos, estos escribieron obras que aún interesan, conmueven y representan el espíritu del hombre.
Por otra parte, la comedia se desarrolló hacia la mitad del siglo V Antes de Cristo. Son las comedias de Aristófanes las más antiguas que se conservan. Estas tienen una estructura prolija, cuidada, y se cree que deriva de los antiguos ritos de fertilidad. La comicidad de estas obras radicaba en el ataque, de tipo satírico, a personalidades de carácter público. Tal es la fuerza de este género que, para el siglo IV Antes de Cristo, ya había reemplazado a la Tragedia como forma teatral dominante.
Posteriormente, surgió una nueva forma de comedia local, denominada “nueva”. Fue Menandro el autor más relevante de comedias de este tipo, cuyo argumento se desarrolla en torno a las dificultades amorosas, económicas o familiares, etc, de los personajes.
TEATRO ROMANO
No fue sino hasta el siglo III Antes de Cristo que se desarrolló el teatro romano. En su origen se vinculaba con fiestas religiosas, pero luego se alejó de este fin. Con el tiempo, y el creciente número de celebraciones festivas, el teatro se transformó en una forma de entretenimiento. El género más popular fue la comedia. Este periodo está dominado por autores como Plauto y Terencio, cuyas obras copiaban las estructura de las comedias nuevas griegas.
Como hemos aprendido en alguna clase de literatura, este primer período se denomina clásico, porque comprende el teatro de las culturas clásicas, Grecia y Roma, y las obras están escritas en griego o latín.
Para el final del siglo II Después de Cristo, el teatro literario comienza a decaer y se lo reemplaza por otras formas de entretenimiento y espectáculo: la Iglesia cristiana arremete contra el teatro y considera a los actores inmorales. Con la caída del Imperio romano en el 476 Después de Cristo, el teatro clásico desaparece en Europa, y no regresa sino hasta 500 años más tarde. Únicamente, los juglares y trovadores (narradores/poetas/músicos/cantantes) sobreviven y, en sus creaciones, ofrecen algo de entretenimiento de tipo pagano, no necesariamente relacionado con temas religiosos.
TEATRO MEDIEVAL
El teatro europeo medieval está profundamente relacionado con lo religioso, el culto a la iglesia cristiana: una representación continua de los pesares de la vida, la muerte, las recompensas por una vida piadosa, los castigos por los pecados cometidos, los sufrimientos de los mártires, la vida y entrega de Cristo. Son los sacerdotes quienes escribirán y representarán los primeros diálogos dramáticos. Estos se denominan tropos, y son escenas de episodios importantes de la Biblia. Con el tiempo, estas representaciones comenzaron a extenderse en duración y se volvieron más y más espectaculares, permitiendo el desarrollo y perfeccionamiento del teatro religioso, insuperable género medieval. No obstante, comenzaron a sumarse elementos de lo pagano, algo más cómicos, vulgares, y entonces, las representaciones empezaron a realizarse fuera de la iglesia, en los mercados, las plazas, etc., y nace así el teatro medieval profano.
Este nuevo género de teatro creció de tal forma que evolucionó en ciclos, algo así como festivales, que podían incluir hasta 40 obras. Estos ciclos eran llevados adelante por el esfuerzo de una comunidad, de forma independiente del estado o la iglesia, y se celebraban cada cuatro o cinco años. Podía durar días o meses. Quienes actuaban eran aficionados y, en la mayoría de los casos, personas sin educación formal, que no podía leer ni escribir. Quienes se dedican a la dramaturgia, escribían los textos en forma de coplas, para una fácil memorización al ser leídas a los actores.
Durante este periodo, muy extenso, por cierto, surgieron obras de todo tipo: folclóricas, farsas y dramas pastorales, que coexistían con varios tipos de entretenimientos populares. Todo esto, con el tiempo, será la base, las semillas y la tierra fértil, para las nuevas formas teatrales que, desde la llegada del Renacimiento hasta la actualidad, han permitido el surgimiento de nuevos géneros y formas teatrales. En un segundo artículo, les contaré sobre el teatro desde el Renacimiento hasta el siglo XIX, y luego, en un tercer resumen, desde ese siglo hasta la actualidad.
Mario Maximiliano Badone
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