No es que debamos venerar la palabra, se trata solo de no ignorar el poder de su magia. Ese algo imperativo, que emana de los sonidos o de sus representaciones, en tanto manifestación de voluntad, es capaz de convocar, conjurar, imprecar, conmover y, en suma, conferir existencia y crear memoria social.

VENGAN PALABRAS

Vengan palabras cantando
Y digan lo que vieron el día aquel
En que iba sobre el agua del olvido
A la deriva en la extensión inconfundible
De la nada.
El día para mí afortunado
En que volvieron los colores
Animando mis ganas de latir
De reptar y volar.
Vengan palabras en silencio
Versos hablen por mí
Digan lo que ahora ven sin reservas
Un pez nadando sueños imposibles
Un hombre rezagado que no ceja
En este lago y la Luna de plata en medio
Vengan palabras simples a la mente
Dejen que sea yo quien mire el mundo
Para nombrar a la mujer
Como el ángel rotundo más próximo
A las órbitas del cielo.

Rodolfo Sánchez Garrafa

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